

Un sueño hecho realidad
“En 2002 estaba yo recién egresada del Conservatorio de Música de la Universidad Nacional y para aquel entonces ya me habían llamado la atención los encuentros de estudiantes.
En ese momento contaba con algunos procesos de formación con niños y jóvenes y me preguntaba sobre la posibilidad de tejer lazos entre ellos, en procurar una experiencia que se saliera del salón de clases y que desde el hacer música juntos, construyera un espacio para disfrutar, compartir y aprender.
Así realizamos la primera edición del Encuentro de Pequeños Chelistas, con un amor muy grande por las múltiples posibilidades entretejidas con la pedagogía y la música, con la intuición de darle continuidad al llamarlo primer encuentro, pero lejos de imaginar hasta donde llegaría a crecer esta idea.
Pero los chelistas se crecieron y entre ellos mismos, para el cuarto año, comentaron y decidieron que no eran pequeños, de manera que para la quinta edición instalamos un nombre con el que se sentían identificados y quedó Gran Encuentro de Chelistas.
Nos tomó varios años aprender a hacer lo que hemos logrado, asumiendo retos, reflexionando sobre los errores, sin duda hemos alzado el vuelo y volamos alto, pero tenemos nuevos horizontes, queremos llegar a constituirnos como un festival obligatorio en la agenda de festivales latinoamericanos sobresalientes.
Queremos tejer a toda la comunidad de violonchelistas del país en una red que promueva una propia escuela de pensamiento, es decir, unos profesores que investigan y encuentran maneras propias de enriquecer nuestro quehacer y asumen con valentía la tarea de aportar al país, una generación de músicos violonchelistas más sólidos como artistas, más activos, más comprometidos con un crecimiento personal y social al mismo nivel que un crecimiento artístico.”